Creo que es de las pocas veces que he hecho una tarta no por el sabor, sino por la presencia.
El sabor tampoco estaba nada mal, pero bonita lo es, y mucho.
Es una tarta que tiene unos ingredientes de lo más básicos que toda buena repostera tiene en la despensa.
Ingredientes:
8 hojas de pasta filo
70 gr. de mantequilla derretida
200 gr. de nata
150 gr. de leche
3 huevos
150 gr. de azúcar
1 rama de canela
c/s piel de naranja y limón
Elaboración:
Pintamos las hojas de pasta filo con la mantequilla derretida.
Doblamos la hoja de pasta filo en pequeños pliegues y finalmente lo enrollamos sobre sí mismo haciendo una espiral. Colocamos en el molde.
Horneamos 30' a 180º.
Mientras horneamos preparamos la mezcla que terminará la tarta.
En un cazo ponemos la leche, la nata, 100 gr. de azúcar, la rama de canela, la piel de naranja y la de limón y esperamos a que hierva.
Apagamos y dejamos que infusione la leche y la nata.
En un bol batimos los huevos con el resto del azúcar.
Una vez ha bajado de temperatura la leche y la nata, quitamos la rama de canela y la piel de limón y naranja, y mezclamos con los huevos.
Vertemos sobre la pasta filo horneada.
Volvemos a hornear otros 30' a 180º.
Dejamos enfriar, ponemos en la fuente a servir y espolvoreamos con azúcar glass y canela al gusto.
Y lista para comer.
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